Violencia de género digital y fenómenos de acoso y abuso en la red: una mirada psicológica | El cibercontrol
Hace algunos meses, tuve la oportunidad de participar en unas Jornadas organizadas por el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona en el marco del Pacto de Estado Contra la Violencia de Género. El foco de interés era la violencia de género en las relaciones entre jóvenes en los contextos digitales. ¿Sabías que a la mayoría de las personas usuarias habituales de las nuevas tecnologías les cuestas reconocer conductas abusivas como el control online? Durante tres días, y a través de las aportaciones de unas cuantas miradas profesionales, pudimos reflexionar sobre cómo fenómenos de acoso y abuso están proliferando a través de la modalidad online.
A lo largo de los próximos post, voy a compartir contigo mis reflexiones sobre un tema que es muy relevante: cómo nos estamos relacionando en el mundo virtual, qué riesgos existen. Este nuevo espacio virtual es parte ya de nuestra vida, y lo que pasa en él tiene grandes repercusiones sobre la vida real de las personas usuarias de las nuevas tecnologías.
El cibercontrol es una modalidad de acoso online que ejercen habitualmente muchas personas en sus relaciones de pareja. Lo “ciber” es en realidad el modo virtual de expresar diversos tipos e intensidades de violencia que son propias de la vida real; el cibercontrol por ejemplo en una relación de pareja suele acompañarse de algún tipo de control también en la vida real. Un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela, de la mano del profesor Jorge García Marín, constata que las redes sociales perpetúan los estereotipos de género. Esto nos devuelve la realidad: aún nos queda mucho, mucho camino para la igualdad. Quiero proponerte un ejercicio. De las 14 situaciones que puedes leer a continuación ¿cuáles no te parecen conductas de control? ¿cuáles te parecen de mucho y cuáles de poco control?
La cuestión es visibilizar actos aparentemente inofensivos y darnos cuenta de que son auténticas conductas de control. Las chicas más jóvenes son las más vulnerables a sufrir cibercontrol por parte de sus parejas varones. Algunas lo tienen claro, y deciden no seguir con la relación porque no toleran sentirse vigiladas ni cuestionadas de manera tan reiterada. Sin embargo, otras muchas chicas no llegan a reconocerlo. Algunas no piensan que lo que su pareja está haciendo, por ejemplo, su insistencia en saber en todo momento dónde están o qué están haciendo, es control y no amor. Otras sí sienten que el control de sus novios les molesta, pero de alguna manera lo justifican y dicen “Mi novio tiene las contraseñas de mis cuentas porque no tengo nada que esconderle”, “No quiero que sienta que le aparto, por eso he aceptado incluirle en mis grupos”, “Si quiere revisar mis fotos antes de subirlas es para darme un punto de vista objetivo”, o “Le digo donde estoy varias veces a lo largo del día, no vaya a ser que me pase algo y esté sola”. Estas frases son ejemplos reales, que muestran como el control puede manifestarse de formas muy sútiles.
Investigadoras de la Universidad de Granada han llevado a cabo una serie de estudios con el objetivo de indagar sobre la percepción que tiene la juventud sobre el control en las relaciones de pareja. Los principales resultados indican que la mayoría de jóvenes consideran el control una práctica habitual entre las parejas de su edad. Sin embargo, pocas de ellas manifiestan sufrir o ejercer control en sus relaciones. Cuando se les muestra un escenario concreto de control, las mujeres tienden a no percibir el riesgo y los hombres tienden a no identificar que podrían estar ejerciendo control.
Parte de nuestra labor como madres, padres o personas implicadas en la educación de los jóvenes es abrirles los ojos a ciertas realidades que puedan poner en riesgo su libertad, su dignidad y ayudarles a tomar conciencia sobre cómo quieren relacionarse con otras personas.
Si te apetece pensar en esto a través de una canción, te recomiendo https://www.youtube.com/watch?v=2hrtObEhXUg. Te quiero libre, y me quiero libre contigo.
Nos vemos en el próximo post.